Μετάφραση στα ισπανικά από τη διακήρυξη-βάση συγκρότησης της Κομμουνιστικής Επαναστατικής Δράσης: Δέκα θέσεις για την επανάσταση – Κομμουνιστική Επαναστατική Δράση
Diez posturas sobre la revolución y la identidad comunista hoy
1.Nuestras referencias
La inspiración de la Acción Comunista Revolucionaria, son siempre las grandes revoluciones como son la Comuna Parisina, la Revolución de 1917, la Guerra Civil Española, el Diciembre de 1944 en Atenas y todas las revoluciones y revueltas contra la burocracia y el capital en todo el mundo. Los Jacobinos, Babeuf, Blancki, Marx, Engels, Rosa Luxembourg, Lenin, Trotski, Pouliopoulos, la 4ª Internacional y muchos mas luchadores y revolucionarios, son para nosotros –sin obsesiones- no solo puntos de referencia ideológica pero también de lucha sin tregua contra el capital y el estado burgués.
2.El camino revolucionario hasta el socialismo
La Acción Comunista Revolucionaria, sabe que no hay otra manera hasta una sociedad socialista que la revolución socialista. La perspectiva socialista no puede ser fruto de ningún compromiso de los proletarios revolucionarios con la burguesía. Ni vendrá después de la “inevitable” caída del capitalismo decadente. La rica experiencia histórica, no nos permite creer en una serie de reformas que nos lideraran progresivamente a otra sociedad o que el estado burgués caerá sin reacción ninguna. Visto todo esto, queremos seguir el camino revolucionario hasta el socialismo y no el de la “democracia” parlamentaria. Es por eso que las fuerzas que de forma consciente luchan contra la poder burguesa y por la revolución social global, tienen que organizarse en estructuras que corresponden a esa causa. Eso por supuesto, no significa que nos oponemos a las reformas que traerán mejores condiciones de vida por los proletarios o por las partes cualquieras de la sociedad que luchan contra todo tipo de represión. Los comunistas perciben su participación en la lucha de clases, como parte de la lucha integra contra el capitalismo. La participación activa en esa lucha, es como una escuela de conciencia política y conciencia de clase y además una prueba general antes de la confrontación final. Ningún gran momento vendrá de gente o de formaciones políticas que viven aislados y con la nostalgia por un pasado glorioso y con indiferencia por la lucha cuotidiana. La diferencia con la izquierda “oficial”, no consiste en negar la lucha dentro del sistema. Pero, consiste en que la sociedad nueva no puede venir a través de un largo y progresivo proceso, sino de una revolución, es decir la destrucción de la base de las relaciones de producción capitalistas, que no es otra que el estado burgués.
3. Revolución Permanente contra la teoría de las etapas
La Acción Comunista Revolucionaria, respalda la teoría de la Revolución Permanente. No es posible haber ninguna etapa intermedia entre el capitalismo y la revolución socialista. No podemos tener ningún cambio de verdad sin derribar el sistema capitalista y la destrucción del estado burgués. Y no puede existir nada entre esto y la revolución socialista. El día siguiente de la revolución socialista, se establecerá el estado de los obreros, la dictadura del proletariado, para defender la victoria de la revolución. Una revolución que no puede ser ni completa ni victoriosa, si no ocurre en nivel mundial. Si la revolución se limita dentro de un solo estado-nación, no solo se oponga a la revolución mundial pero además funciona como freno a la revolución socialista en el país al que comenzó. Con la expansión de la revolución en todo el mundo, nos metemos dentro de una fase de estancamiento del estado. El estado que es necesario e indispensable por toda la fase de transición, es la dictadura revolucionaria del proletariado.
4. La revolución no puede venir a través solo de la intensificación de las luchas espontaneas
Las luchas espontaneas no producen siempre conciencia revolucionaria ni a través de su intensificación conducen a una revolución. La conciencia revolucionaria no se puede transmitir al proletariado a través de una continua pero abstracta propaganda sobre la decadencia del capitalismo y la victoria del socialismo. No ha habido ni habrá revolución ninguna sin la conciencia y la participación de los revolucionarios. La revolución se puede realizar solo si la base es un plan consiente que se hará realidad a través de las fuerzas revolucionarias que tienen conciencia absoluta de su fin. La conexión entre las revoluciones a partir de 1789 hasta hoy, son los sujetos políticos, los protagonistas de la revolución, ellos que también asumieron la responsabilidad del día siguiente. La revolución no se puede completar sin la revuelta por la subversión del sistema político y la toma del poder por parte del proletariado revolucionario. La revolución es una arte que no se puede realizar sin un plan completo y detallado. Ninguna revuelta puede resultar a la toma del poder, sin tener las personas aquellas que conocen a la perfección el fin y el objeto de la revolución. Es decir, que es lo que reemplazara el ya catalizado estado burgués y cuales serán las medidas inmediatas que se tomaran en el nombre de la clase socialista.
5. La amplitud de la lucha de clases
La expectativa del marxismo del siglo anterior, era que la idea de la revolución social iba crecer a través de la expansión del capitalismo y la madurez del proletariado. Pero luego vinieron Lenin con la teoría del eslabón débil y Trotski con la teoría de la revolución continua, para anular ese tipo de jerarquía. Una “pura lucha de clase” sin la intervención de componentes que no pertenecen a la lucha de clase, es nada mas que una fantasía. Es la misma ilusión de un capitalismo sin intermediarios, bancos, monopolios y estado. Un capitalismo de ese tipo, quizás el sueño de cada “petit-bourjois”, no existió ni siquiera en sus primeros pasos. El capitalismo, no es solo el patrón y el obrero. Tampoco es solo valor y plusvalía. Se puede tratar de esto, solo si dejamos fuera el estado y todo lo que rodea y sostiene esa “relación de predominación”. Adicionalmente, el capitalismo y el imperialismo en los tiempos de Lenin, es muy diferente de lo que vivimos hoy. En el contexto de nuestro siglo, las prioridades y las necesidades son distintas y mucho mas complejas de la relación entre patrón y obrero. Entonces, si vemos y entendemos el capitalismo como una formación y un maquinismo que se reproduce y reproduce también la explotación del proletariado, la lucha de clases es la lucha en total contra ese sistema. Los comunistas no pueden olvidar que el análisis marxista del capital, no tiene de ninguna forma dejarles fuera de la lucha total y generalizada contra la opresión que se reproduce dentro de una sociedad capitalista. Así, la lucha contra el estado burgués, contra sus políticas de todo tipo y no solo las económicas, es una lucha de clases y más en su forma más directa. Una lucha mucho más importante y significante de aquella que solicita mejores sueldos o pensiones, algo que el sistema capitalista puede en sus días de prosperidad, ofrecer.
6.Una revolución sin sujeto político, esta condenada
En la lucha política, el sujeto son aquellos que conscientemente y de forma activa participan. Y se trata de lucha de clase, cuando participan sujetos independientemente de su origen social. La lucha por el poder político, es la forma mas alta de la lucha de clase, algo que se lleva a cabo no a través de un impulso, pero de manera consciente, a través de estructures que están formadas para realizar esta causa. De la misma manera que el estado representa los intereses de la clase dominante, las fuerzas políticas que están al otro lado, representan los intereses de la clase obrera. Lo mas vital e importante por los que están con la revolución, es encontrar y concentrar aquellas fuerzas conscientes que independientemente de su origen social, conocen a la perfección los objetivos de la revolución. Si la ideas revolucionarias, están aceptadas por otras clases también aparte de la clase obrera, eso significa que la revolución no conmueve solo la clase obrera, sino también otras partes de la sociedad. La lucha contra la explotación y la represión, no es cosa solo de sus victimas. Los que no están directamente afectados por la explotación y la represión, tienen igualmente el derecho de reaccionar y luchar contra una tal realidad. El, que de manera consciente esta con la revolución, es sujeto de la revolución, de la misma manera que el guardia armado del estado, pertenece de forma consciente al militar de la burguesía. Lamentablemente, el “ser” no forma automáticamente la consciencia. Lo que cada uno elige, no depende tanto del origen o de las raíces, pero de la actitud que tiene frente al sistema de explotación y de represión. La lucha de clase no es ni más ni menos que una guerra y los que participan en ella, tienen que hacerlo con consciencia absoluta y no de paso. Las revoluciones de la historia moderna después de la revolución francesa, tuvieron un contexto social que dependía del plano que querían realizar aquellos que eran la fuerza motriz de la revolución. Y por eso, aquellas revoluciones, independientemente de si alguien se simpatiza o no con ellas, tienen el sello de ellos que lucharon en la primera línea, de ellos que sin ellos, no acontecería nada. La revolución francesa, la comuna parisina, la revolución del 1917, la CNT, el EAM-ELAS en Grecia del ’44, la revolución del Che y Castro en Cuba, los Santinistas del ’79 en Nicaragua, los Zapatistas en Mexico, etc, etc. Revoluciones que salieron victoriosas, que perdieron, que quedaron de por medio, que vencieron pero luego se degeneraron. Que tuvieron varios problemas, que decepcionaron con sus resultados, que pudieran tener resultados completamente diferentes o crear otras situaciones y circunstancias. El elemento común en todas esas revoluciones y en muchas otras, era el sujeto político y el instigador consciente. Esta es la base sine qua non es imposible tener una revolución. Por mucho que eso puede según algunos, lo impulsivo de una revolución. Los sectores de la lucha de clase evolucionan y amplían. Seria catastrófico si alguien entendería el concepto de la lucha de clase solo dentro de los lugares del trabajo y no ver que la lucha de clase tiene en todas partes y en todos los aspectos la misma importancia. Y la amplitud en la lucha de clase, es algo que lo define la burguesía, cuando manda la policía a reprimir una huelga o a NATO –a nivel mundial- para reprimir una revolución.
7. Revolución: Porque y de quien?
El mito que esta reproducido por casi toda la izquierda, es que la revolución tiene como protagonista un genuino y sin modificaciones sujeto social, que nadie puede sustituir. Por décadas, esa reproducción identifico los comunistas con las victimas de la explotación. En todas las variaciones que la izquierda actual ha probado, la base es la identificación errónea de la “clase propia” con la “clase para si”. La clase obrera no es revolucionaria por naturaleza, en vez, es objeto de explotación. Solo cuando los reprimidos o algunos de los reprimidos, reaccionan a través del partido revolucionario contra la explotación y la represión, la clase obrera se convierte en clase revolucionaria. La liberación de los reprimidos, presupone la destrucción del sistema que reproduce la explotación y la represión. Nadie puede substituir a nadie, cuando reaccione y lucha contra ese sistema. Ninguna fuerza política representa en exclusiva la clase obrera en su totalidad, ni algún otro “movimiento social”. Lo que se habla sobre la “falta de madurez de las circunstancias subjetivas o objetivas”, sirven solo para justificar la falta o la negación de la acción revolucionaria. No basta solo el robo de la plusvalía, pero es absolutamente vital tener un plan alternativo por una diferente organización de la sociedad. Y eso, porque ni la explotación ni la represión, indican a sus victimas una solución alternativa. Esa, puede ser fruto solo de procesos mentales en serio y en concreto.
8.La crisis en la izquierda y el escape a un “pasado idílico”
Las experiencias dramáticas del “socialismo existente” en la Europa del Este y la Asia, el estalinismo, la degeneración de la socialdemocracia y los Partidos Comunistas, la burocracia de los sindicatos y finalmente la caída en la década de los ’90, llevaron millones de gente por todo el mundo a una decepción inmensa y sin precedente. Los miles de inmigrantes provenientes de esos países que buscaban al Oeste vivir el “sueño americano” anatematizando el “sistema”, era un durísimo golpe más en la cara de todos los que tenían fe a la realización del socialismo. La izquierda por todo el mundo, se dirigió en la década de los ’90 a su infancia, a una lucha de clase “pura”. Podemos vivir de nuevo nuestro mito, dejando aparte la pesadilla del siglo XX. Pero así, lo tiro todo por la ventana. Junto al 1990, tiro también al 1917 y algunos de los días mas gloriosos del movimiento comunista. Y fue así que se formo una generación, con el fetichismo de la lucha corporativa y no mucho más y con la búsqueda de una “pura lucha de clase”. Evitando las “trampas” de alguna estratégica, de un plan político, del proyecto de la transformación revolucionaria de la sociedad. Cada tal plan en todos estos años, fue sujeto de suspicacia y desconfianza. Algo que afecto de forma muy directa toda la gama de la izquierda y los trotskistas también. “Back to basics”, es mas o menos la izquierda que tenemos actualmente. Una izquierda que teoréticamente es algo muy diferente cuando se trata de sus referencias históricas, pero con respecto a la práctica política corriente, no es más que prácticamente nada. El economismo y el “estilo alternativo”, son su refugio. El estancamiento y el reformismo, son el resultado final. Pero el 2013, no tiene absolutamente nada que ver con el 1813 y la vuelta a las raíces se resulta a una farsa. Viviendo dentro del ambiento local y global de la crisis estructural y profunda del capitalismo, la izquierda es impotente e incapaz de interpretar el contexto actual y producir un pensamiento político en serio. Incluso ese sector de la izquierda que todavía habla y defiende la revolución, reproduce y propugna la percepción de una revolución sin revuelta organizada. En su fantasía, la revolución no es que una feria con millones de manifestantes por las calles y las plazas, que tienen la certeza que al decimo día de una huelga general, el gobierno se vería obligado de abandonar el país. Un mito, que lamentablemente tortura la izquierda radical desde 1968 hasta hoy. Es la reproducción de un modelo heredado por el Mayo de 1968. Una cosa que si tuve algunas posibilidades de éxito en aquello tiempo, hoy por hoy no tiene absolutamente ninguna. El mundo en 1968 era completamente distinto. Un tercio del planeta se proclamaba socialista, incluso si el poder era cuestión solo de unos cuantos burócratas. Es mas, una serie de movimientos anti burocráticos en esos países como fue la “Primavera de Praga” o la ilusión de una “revolución cultural”, daban la impresión que nada era perdido. La sensación durante finales de ’60, era que muy en breve el mundo entero seria “rojo”. En vez y pocos años mas tarde tuvimos unos tales Reagan y Thatcher, la caída de la Europa del Este la restauración de la hegemonía americana después de la guerra en Vietnam y la dominación en absoluto del neoliberalismo. La izquierda de la izquierda de 1968 vivió esa frustrante derrota, porque fue victima de la obsesión de la invencibilidad del movimiento masivo, que si se libera de la influencia de la burocracia, “escuchara su predilección” y automáticamente abrirá la puerta que llevara todo el mundo hacia la libertad. Lo que aquella izquierda tenia olvidado, era que para la toma del poder es necesario tener un plan concreto y especifico al momento oportuno y no solo algunos miles de manifestantes “festejando” por las calles. Y lo mas importante, que una revolución necesita esas fuerzas conscientes que llevaran a fin y a cabo ese plan. Sin esperar que algo se solucionara si el “movimiento” presione a los reformistas o que el “pueblo” por si solo, se encargara con responsabilidades que no puede soportar.
9. Revolución global y discontinuidad del sujeto político
No se puede haber socialismo ninguno sin la expansión de la revolución a nivel global. Así, el plan por la revolución socialista en un país no puede ser visto aparte del plan por la revolución socialista global. La 4ª Internacional, fue el último esfuerzo después de la degeneración de la 3ª, para organizar la revolución a nivel global. Hoy, 75 años después, la 4ª Internacional se encuentra dividida en una serie de formaciones internacionales con diversas orientaciones y diferentes planos políticos. El trotskismo, no es que parte de la crisis de la izquierda en general. La causa de esa crisis, no se encuentra solo en las tácticas diferentes de sus diversas fracciones, sino en su debilidad de tener rol de protagonista en los grandes eventos revolucionarios. Durante una periodo de revoluciones (Yugoslavia, China, Cuba), los trotskistas no eran mas que espectadores de las evoluciones. La caída del “socialismo existente”, llevo la identidad trotskista a una crisis existencial. Entonces, que es lo que queda? El trotskismo, era lo contrario del estalinismo. Aquella voz que reclamaba la rehabilitación de Octubre. Las cuestiones eran varias: Porque la clase obrera no defendió el estado obrero? Porque no ni siquiera se intereso para acercarnos? Porque no se torno a la 4ª Internacional, como la única fuerza comunista consistente? Porque ahora que el estalinismo se va de por medio, los trotskistas no cubren el vacio emergente? La respuesta es lamentablemente muy sencilla: El trotskismo actual, forma también parte del estancamiento de toda la izquierda. Rol muy importante en la formación del trotskismo posguerra –así como por toda la izquierda-, tuve el Mayo del ’68. La impotencia del trotskismo en reclamar rol de protagonista, no le dejó ileso de la derrota y la frustración tan grande que siguió todo esto. Pero en vez de extraer las conclusiones correctas, se optó por la solución segura: La clase obrera no puede entrar todavía en ese tipo de eventos, en ese tipo de evoluciones. Se encuentra todavía encapsulada dentro de la socialdemocracia y los Partidos Comunistas. Quizás lo mejor para nosotros seria de pegarnos también allá y esperar. Hasta que llegó el “compromiso histórico”, el “cambio”, el 1989, la caída del ’90 y toda aquella generación se dio por vencida. Todo esto, en lugar de fortalecer un trotskismo aún más fuerte y unido, se resultó en más frustraciones y divisiones. Hoy, es prácticamente imposible hablar de un movimiento trotskista, solamente de hacer referencias históricas sobre un movimiento, que como metodología y formación, en realidad no existe. El trotskismo actual, es plenamente una sombra de lo que anteriormente fue y los trotskistas se encuentran pegados y perdidos dentro de la gama de la izquierda. El deber que hoy tenemos, no consiste en defender una identidad, casi metafísica, trotskista sin políticas demandas en concreto. Cada uno esta por fin obligado de asumir las responsabilidades de sus elecciones. No hay porque difamar aún más la historia de un movimiento que siempre luchó con honor y orgullo. Los sucederos de Trotski no eran capaces de planificar una estratégica victoriosa, algo que por supuesto no significa que a nivel ideológico el trotskismo está vencido. Nos quedamos con el espíritu luchador y revolucionario, la metodología, la defensa del bolchevismo, la revolución continua y más que todo al propio Trotski que no hesitó a enfrentarse con el marxismo ortodoxo de su tiempo. Que no tuvo miedo en hablar de otras prioridades, de nuevos horizontes. Que dentro de la época la más oscura del estalinismo, arriesga su propia vida con el fin de salvar lo que pueda de la herencia del Octubre. Es lo que nosotros necesitamos también en esos días para construir el comunismo de nuevo. Para formar parte activo de las evoluciones, para tener rol de protagonista y organizador de la revolución. Cuando el comunismo sea por fin un movimiento vero, entonces habrá una época de revoluciones nuevas, con el en rol de protagonista y no aquellos que todavía esperan “el predestinado sujeto social” hacer el “trabajo sucio”.
10. Hacia la organización de la minoridad comunista hoy. Por una nueva identidad comunista
La Acción Comunista Revolucionaria no esta reclamando el “infalible del Papa” ni se considera el heredero único de la tradición marxista. Y no pudiera ser así, porque el comunismo es una teoría revolucionaria y no un sistema rígido, definido por sus clásicos. Marx, Engels, Lenin y Trotski contribuyeron lo máximo y todo, pero la historia del movimiento comunista ni comenzó con ellos ni se acabará después de ellos. Una teoría revolucionaria no tiene ninguna verdad infalible. Imagínense si los de hoy no asumirían las responsabilidades que les corresponden. Imagínense si Trotski creía que el tema de la teoría estaría acabado y solucionado con lo que dejó Lenin como herencia. El que quiera verdaderamente honorar a los clásicos, tiene que continuar en el camino revolucionario y superarles, para ser útil en la lucha por la revolución socialista, el poder obrero y el comunismo. Cada un, tiene que asumir con valentía sus responsabilidades y no esconderse mas detrás de las “vacas sagradas”. Entendemos que la rivalidad con el estado burgués y sus mecanismos, demandan fuerzas que pueden hacer frente a ese reto. Ninguna revolución puede salir victoriosa sin la fuerte presencia política de esas fuerzas. La crisis capitalista, la mayor desde 1929, ha golpeado el centro del capitalismo metropolitano, poniendo fin definitivo al equilibrio que se estableció posguerra. La crisis profunda que actualmente vive el capitalismo, implica el fin del sistema político y de la izquierda, como la sabíamos hasta hoy. El estado de emergencia y la presencia de los fascistas en la escena política, vienen para llenar el vacio que han dejado los partidos políticos. En los últimos 3 años, en Grecia vivimos situaciones sin precedente, por lo menos en las ultimas 4 décadas. 25 y mas huelgas generales y miles de manifestantes por las calles. Sin embargo, el resultado no fue otro que la derrota. Los que pueden comprenden y realizar la gravedad no solo del periodo histórico actual sino también de lo que está por venir, tienen que juntarse y organizar sus fuerzas de forma inmediata. Necesitamos una izquierda revolucionaria, correspondiente a la época en la que vivimos. Una izquierda que no olvidara y desestimara las experiencias del pasado, pero en vez las evaluara con tranquilidad y se quedara fiel al espíritu del Octubre, el espíritu de Lenin y de Trotski, sin ganas de quedar pegada al pasado. Una izquierda que no se esconde detrás de su historia, que quiere abrir un nuevo camino y romper todo que posiblemente la une con la izquierda oficial. Una tal izquierda, no puede convivir con ellos a quienes les interesa la viabilidad de los bancos y la “reconstrucción del país”, ni con ellos que celebraban el “no” de la clase burguesa chipriota que solo quería preservar un sistema que durante muchísimos años aportaba un montón tras otro de ganancias. Vivimos en una época, en la que la revolución tiene que ser exigencia y necesidad, todos los días. Y eso no puede llegar ni con el minimalismo, ni con un maximalismo abstracto. La transición como método, es el útil, el programa que se forma dependiendo de las circunstancias de la situación, tal que ella realmente es. Por eso la transición es el eje de la lucha, a través del cual la consciente minoridad revolucionaria será capaz a traer las grandes masas del proletariado a su lado. Sabemos que una tal izquierda se formará contra el corriente y mas que nada exigirá una nueva identidad comunista revolucionaria. Eso no significa abstinencia de los temas importantes de la lucha de clase, todo lo contrario. Exactamente este es el campo de la forja de la izquierda revolucionaria, pero con su bandera propia, con su programa propio y su identidad propia. Siempre teniendo en cuenta la situación y la realidad del movimiento obrero y la situación política en general. No se tratará de una organización igual que las otras y que hará lo mismo que todas las otras. Se trata de una percepción y un pensamiento completamente distintos. Un vacio muy grande al que estamos llamados a llenar.
Atenas, Junio 2013
Acción Comunista Revolucionaria
email: comepdr@yahoo.gr
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